Emilio Ablanedo (Avilés, 1971), que fue subdelegado del Gobierno durante seis años en Barcelona y Tarragona en los momentos álgidos del proceso, ve similutades entre este y el conflicto que desembocó en la Guerra Civil americana.
Letrado superior de la Seguridad Social y aficionado a la historia acaba de publicar “Confederación. Los Estados Confederados de América (1861-1865)” (Actas Editorial) un tomo de cas 600 páginas en el que se aborda el conflicto bélico. Nada habitual para alguien nacido en Asutrias (1971) y que ahora reside en Madrid.
La obra no solo describe los aspectos militares, los más conocidos, sino también los políticos. De hecho se remonta al nacimineto de Estados Unidos y la esclavitud en la Constitución americana. “Los prejuicios raciales de la época -escribe- estaban muy marcados, y los sureños no sólo consideraban a los afroamericanos inferiores sino que también los tenían por salvajes carentes de cualquier tipo de civilización y de cultura”.
Cuando se aprobó la Constitución de los Estados Unidos (1787) se permitió el tráfico de esclavos pero sólo durante los 20 años siguientes. En 1807 se aprobó una ley federal que prohibía “esta práctica habitual e inhumana” lo que, paradójicamente, encareció su precio.
Ablanedo considera sin embargo, en una entrevista con e-notícies, que con los parámetros actuales “Lincoln podía ser considerado un racista” aunque fue el “coloso que hizo freno a la recesión".
Incluso, en su opinión, “el Sur podía haber ganado la guerra” si, por ejemplo, hubiera tenido éxito la famosa carga de Pickett en la batalla de Gettysburg, “El Sur no quería conquistar el norte, quería crear un estado de descontento en la opinión pública que permitieron la secesión de los estados confederados y se reconocimiento por las potencias extranjeras”. “No hay que olvidar -añade- que en esa época Francia estaba en México”.
También considera que hay similitudes entre el proceso catalán y la Guerra Civil americana aunque no, por supuesto, en los aspectos bélicos. “Los estados sureños llegaron a crear también estructuras de Estado y, hasta que Lincoln llegó al poder, les dejaron hacer”. “También galvanizaron la opinión pública en contra del Norte”, prosigue.
El autor, durant su visita a Gettysburg, con una chaqueta nordista que le dejó un figurante
Uno de los capítulos del libro analiza precisamente las semblanzas. Hay otros también, ya hacia el final de la obra, en el que describe las causas de la derrota, la reconstrucción tras la guerra o el legado de la Confederación. Incluso en el cine o la literatura.
El autor explica que su interés por la temática empezó precisamente con los cines pero los confederados “siempre se veían como algo lejano: eran los malos” y culminó hace años con un recorrido turístico en pleno verano por los escenarios del conflicto, incluido Gettysburg, que casi puso a prueba -explica con sentido del humor- su matrimonio./ Un reportaje de Xavier Rius.