Tengo una duda metafísica: ¿cuál será la especie dominante del planeta cuando el hombre haya desparecido de la faz de la Tierra? Sea por un desastre natural -otro meteorito- o por un cataclismo nuclear -la guerra de Ucrania puede descontrolarse.
Al fin ya al cabo debe ser el especimen cuyo ADN es más próximo al ser humano. De ahí, supongo, las ratas de laboratorio. Y hay algunos factores que juegan a favor: la fertilidad, que viven en las cloacas y que se alimentan de cualquier cosa, incluso de plástico. ¿Pero qué pasará el día que salgan del alcantarillado?
Porque sólo en España se calcula que hay unos 20 millones de ratas, según explica Iván Mourin en su libro “Ratas. Secretos y misterios de las reinas subterráneas” (Edicions Luciérnaga, 157 páginas, 16,95 euros PVP)
A Iván Mourin -escritor, guionista y criminólogo- le van las pelis de terror y los libros de misterio. No en vano ya escribió uno sobre casas encantadas (2015) y otro sobre espiritismo digital.
Además, una de las principales características de las ratas es su “alto índice de procreación”: “pueden tener de cinco a seis camadas anuales, de seis a veinte crías cada vez, enun período de gestación de veintiún días y, para ello, llegan a aparearse hasta quinientas veces en seis horas”.
“Menos de veinticuatro horas después de parir -añade-, están listas para un nuevo apareamiento” lo que permite que la colonia -gobernada por un único macho- “se amplíe”.
Por otra parte es capaz de soportar temperaturas de - 45 ºC a 55º C, su potencia de mordida, a pesar de su tamaño, “puede alcanzar la media tonelada de presión por centímetro cuadrado” y, sobre todo, “tienen la capacidad de portar infinidad de virus”. El más conocido -y mortal de la historia- fue la Peste Negra.
Sólo la epidemia que afectó a Londres entre 1665 y 1666 se calcula que “acabó con al vida de unos cien mil ciudadanos”. En fin, que sepan que por nuestras latitudes hay básicamente dos especies: la rattus norvegicus, conocida como rata gris -cuyo origen se atribuye a Noruega aunque no sea verdad- y la rata negra aunque hay otras como la rata de Gambia o la rata de bambu, que se caracterizan por su gran tamaño.
En una provincia china cazaron un ejemplar de esta última que media un metro de largo y pesaba cinco kilos. Pero no todo es mala fama. En un templo de la India, en cambio, las alimentan e incluso juegan con ellas.
Mourin ha escrito también novelas -Niños Perdidos, Sociedad Tepes, Resurrección o Snuff- y colabora o ha colaborado en diversos medios de comunicación, como Cuarto Milenio, el Diari de Tarragona o TV3./ Una reseña de Xavier Rius